Hoy vamos a hablaros de la escucha activa, la idea nos ha surgido leyendo la prensa este verano. La prensa en verano se fija en cosas que pasan desapercibidas el resto del año. Seguramente sea la falta de noticias y la escasez de personal en los medios. Pero en ocasiones consiguen poner el foco en temas más que interesantes. Este verano pusieron el foco en la escucha activa, y ¿por qué? Por las imágenes del príncipe Guillermo con su hijo el príncipe Jorge.
Para los «no iniciados» en familias reales, nos referimos a Príncipes de la casa Real Británica. La prensa ha reparado que en todas las imágenes en las que aparece conversando con su hijo lo hace agachado a su altura. Mantiene el contacto visual con su hijo mientras habla. Olvidando el protocolo de algunas ocasiones, el príncipe Guillermo se pone en cuclillas para no hablar con su hijo en una posición de superioridad.
Esta forma de dirigirse a los niños, está relacionada con un método de crianza llamado escucha activa. Hoy hablaremos un poco de él.
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El príncipe que miraba a su hijo a los ojos
Reparamos de nuevo en el caso del príncipe Guillermo. Nos alegra ver que personas con una responsabilidad tan grande, no dejan de ser personas normales. Con los mismos problemas que todos nosotros tenemos a la hora de tratar y criar a nuestros hijos. Son estas cuestiones las que los humanizan y nos igualan. El príncipe ha decidido tener una relación con su hijo basada en la escucha activa.
No es algo del Siglo XXI, ni mucho menos. En el año 1957 ya se aludía al concepto de escucha activa. Fue en EEUU, Carl Rogers y Richard E. Farson empezaron a usarlo. Algo después apareció el manual «Técnicas eficaces para padres», escrito por Thomas Gordon. Todo el método tiene relación con la empatía, la capacidad de ponernos en el lugar del otro. Los adultos usamos el discurso hablado como medio para comunicarnos entre nosotros. Los niños hasta al menos los doce años no entran de lleno en ese medio. Sus diálogos y formas de comunicarse entre iguales tienen mucho más que ver con las percepciones sensoriales. Están en una dimensión distinta a la nuestra. De ahí que el «no me entiendes» sea un latiguillo muy fácil de escuchar.
Mirar a los ojos al hablar
- La escucha activa es una forma de entender la vida,
- Escuchar a las personas, ponerte en su lugar. La mejor forma de demostrar a una persona que la escuchas es mirarla a los ojos al hablar. Con los niños eso no es diferente. Mirarles a los ojos al hablar, es la forma de darles a entender que sí me importa lo que dices y te escucho. Por eso es más fácil bajarnos a su altura para demostrar esa actitud.
El método de escucha activa y nuestros hijos
Este método se puede usar en cualquier ámbito para la resolución de conflictos. Por supuesto para criar a nuestros hijos. Se basa en la necesidad de que el que escucha se concentre en quien le habla, para de ese modo dar respuestas adecuadas. Es decir el que escucha, receptor, debe prepararse para esa escucha efectiva. Al tiempo esos comportamientos harán ver al que habla, emisor, que se tiene disponibilidad para escuchar, y más importante «me interesa lo que me cuentas». Para dar más fuerza a la comunicación verbal, se hace hincapié en la comunicación no verbal. Gestos y acciones encaminadas a demostrar ese interés, ahí es donde se juega en el terreno del niño. Por eso nos ponemos a su altura para escucharles, porque entendemos lo que sienten y nos importa. Para ese tipo de relación no es necesario demostrar autoridad sin más, no he de estar por encima de ti al hablarte…
Si quieres saber todo sobre el método te recomendamos este libro, merece la pena:
Nuestros hijos no están en lucha permanente contra nuestra autoridad
Es cierto que en ocasiones es difícil mantener esta máxima. Pero lo cierto es que todas las conductas de nuestros hijos tienen un porque. Si nos limitamos a dar ordenes, a pedir obediencia inmediata, sin analizar lo que les pasa o lo que sienten, nos olvidamos de educarles. Al escuchar activamente a nuestros hijos, podemos ayudarles a enfrentar situaciones que les desbordan. En ocasiones son cosas tan nimias como un vestido o unos zapatos. Escuchando lo que les ocurre con esas situaciones, podremos encontrar una forma de solucionarlo, juntos. Otras veces son cosas más complejas, como no querer ir al Colegio.
El «tienes que ir al Cole porque sí», tapará lo que le motiva al niño a no querer ir al Cole. Quizás detrás de esa negativa hay un problema con compañeros, algo que debía estudiar y no entiende. Los conflictos no se solucionan enterrándolos, solo se resuelven enfrentándose a ellos. Nuestros hijos nos necesitan para resolver esos conflictos, por nimios o grandes que sean. Ayudando a su resolución creamos futuros adultos fuertes e independientes. Seguros de sí mismos, y lo más importante empáticos. La empatía es la clave de la resolución de conflictos.
Fuentes:
- Documentación: Active Listening de Carl Rogers y Richard E. Farson, compendio de dos artículos un en Chicago en 1957 y otro en Washington en 1987. (Inglés)
- Enlace relacionado: sitio Web de Thomas Gordon, Gordon Training International. Creador del manual: «Técnicas eficaces para padres».